Mostrando entradas con la etiqueta El caballero y el mundo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta El caballero y el mundo. Mostrar todas las entradas

El caballero y el mundo


Había una vez un heroico caballero, de los que triunfan en cuentos de todas las lenguas y lugares. Su valentía era tan grande, y su espada tan temida, que cansado de buscar dragones, ogros y monstruos de cuento en cuento, decidió abandonar los cuentos y venir a probar su valentía y su destreza al mundo real. Pero cuando llegó aquí, no encontró temibles criaturas, ni malvados brujos, ni siquiera una pobre madrastra a la que atemorizar con su espada. 

Y era muy raro, porque lo único que vio fue gente preocupadísima, con la misma cara de susto de todos aquellos que alguna vez había salvado de un dragón o un ogro. Sin embargo, no parecía haber nadie que les atemorizara o les obligara a vivir con aquella angustia: todos iban de un lado a otro, con prisa y sin hablar con nadie, como si algo terrible fuera a ocurrir. Pero al acabar el día, nada malo había ocurrido. Y así un día, y otro, y otro.

El caballero pensó que aquella podría ser su aventura más heroica, y resolvió dedicarse por completo a encontrar el misterio de la angustia del mundo real. Buscó, preguntó, indagó, navegó y trepó, pero no encontró nada. Dispuesto a no rendirse, regresó a su mundo de cuentos para hablar con el gran sabio.

- Dime, gran sabio ¿cuál es el gran enemigo invisible que atemoriza a las gentes del mundo real? Aún no he podido encontrarlo, pero no descansaré hasta vencerle y liberarlos a todos, como hice con tantas ciudades.

El gran sabio calló durante largo rato, y finalmente dijo:
- No tienes fuerza ni coraje suficientes para vencer esta batalla. El enemigo no existe, pero es poderoso, y tan numeroso como las estrellas del cielo

- ¡cómo! - protestó el caballero - ¿es eso posible?

- En el mundo real, como no había dragones ni ogros, se inventaron los enemigos, y ahora los llevan dentro. Cada uno tiene un enemigo hecho a su medida, y está dentro de su corazón. 

Para unos se llama codicia, para otros envidia, para otros egoísmo, pesimismo o desesperanza. Han sembrado su interior de malos sentimientos, llevándolos consigo a todas partes, y no es nada fácil arrancarlos de allí.

- Yo lo haré -repuso el caballero- yo los libraré.
Y el caballero regresó al mundo, llevando consigo todas sus armas. Y uno tras otro, se fue ofreciendo a cuantos encontraba para liberarles de su mal interior. Pero nadie le hizo caso, sólo encontró indiferencia y caras de extrañeza. Finalmente, agotado y confundido, arrojó sus armas al suelo y se dirigió hacia una piedra del camino para descansar. 
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...