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Larguilucho y El Árbol de Navidad


Había una vez un palo de golf, llamado Larguilucho, que jugaba todos los días al golf, en un campo para la práctica de este deporte a las afueras de Madrid.

El palo de golf era un maravilloso golfista, y siempre ganaba campeonatos y torneos de golf.

Bueno siempre… siempre no…. ya que un día apareció un árbol nuevo en el campo de golf, llamado Arbolito, al que le gustaban mucho las pelotas que se usaban en este deporte, y las solía guardar para cuando llegara la Navidad, y colocárselas todas en sus ramas.

A los cuidadores del campo les pareció un árbol muy bonito, y Arbolito llegó a ser la mascota del campo de golf…

Cuando se enteró Larguilucho, el palo de golf, de a quién habían nombrado la mascota, se enfadó muchísimo. Y es que Arbolito no dejaba de coger las pelotas de golf que Larguilucho lanzaba, y así Larguilucho no podía jugar al golf.

Cuando llegó Diciembre, Larguilucho le compró unas bolas de Navidad a Arbolito, para que se las colgara y dejara de molestarle.

Pero a Arbolito le gustaban las pelotas de golf, y no otras…

Así que Arbolito se fue colgando en sus ramas todas las bolas de golf que tenía, para ser un gran árbol de Navidad.

Larguilucho no sabia que hacer.. así que decidió llegar a un trato con Arbolito, y le dijo: “Hola Arbolito, tú me has quitado todas esas pelotas de golf que llevas colgadas… y yo las necesito para jugar al golf. ¿Podrías devolvérmelas, a cambio de estas bolas de Navidad tan bonitas?”

Y el árbol de Navidad contestó: “No trates de engañarme Larguilucho, las pelotas de golf son más bonitas que esas brillantes bolas de Navidad“.

Entonces a Larguilucho se le ocurrió una gran idea: pintar las bolas de Navidad como las pelotas de golf, es decir, de blanco y como si tuviera pequeños bocados.

Volvió a ver a Arbolito y le dijo: “Mira arbolito, te dejo estas bolas de Navidad que además son como pelotas de golf, y así tu disfrutas con tus adornos, y si me devuelves mis pelotas de golf yo podré jugar al golf como siempre. ¿Qué te parece?”

Arbolito estuvo pensando un rato, y se dio cuenta de que así los dos salían ganando, y que había sido egoísta y no tenía que haber molestado a Larguilucho, y buscarse una forma de conseguir pelotas de golf sin quitárselas a nadie.”

Además, en Navidad especialmente, había que tratar de pensar en los demás y no en uno mismo.

FIN






















Cuentos para niños escritos por: www.cuentosinfantilescortos.net

Cuentos de Navidad: EL AÑO QUE MAMÁ NOEL REPARTIÓ LOS REGALOS DE NAVIDAD


Podría decir de este cuento que así fue, porque así me lo contaron, pero... a los hechos me remito. Como sabéis en Laponia, donde vive Papá Noel, hace un frío terrible, te castañetean los dientes, algunos días se te pegan las pestañas, de los techos de las casas cuelgan unas incisivas y larguísimas estalactitas. 

En fin..., cabe imaginar que en lugar tan maravilloso como inhóspito, las ardillas usan guantes; los lobos, lustrosas botas de cuero; y los renos, unos graciosos gorros rojos con orlas blancas, que acaban en su punta con una gracioso pompón. ¡Pero qué os voy a contar que no sepáis! O... ¿no sois vosotros de los primeros en salir hacia los mercadillos navideños de las plazas de vuestros pueblos y ciudades, y allí miráis encantados las figuras de Belén, las zambombas, las bolsas de confeti, la nieve artificial... hasta que... lo inevitable, volvéis al hogar con uno de esos maravillosos gorros rojos y blancos sobre vuestras cabezas.

Pues... lo que iba a contaros: a punto estaba de llegar a Laponia como a todo el mundo, el día de Navidad y Papá Noel amaneció con tos y fiebre.
-Es gripe -decía, con los ojos llorosos. Y muy preocupado añadía...- ¡Qué va a ser de mis niñitas y niñitos! ¿Quién repartirá las ilusiones y esperanzas, tantos regalos como ellos esperan!
-Yo -gritó una vocecita pequeña y delgada como un airecillo primaveral que llegaba de la cocina.
Papá Noel, pensó en un ratoncito. Lo había visto hacía tiempo protegiéndose del frío del invierno junto a la cocina de leña.
-Yo -repitió la vocecita... que acercándose a Papá Noel, le trajo un gran vaso de leche con miel y un paste-lillo. Yo lo haré.
Papá Noel escuchó sin decir nada. Y Mamá Noel, repitió:
-Yo lo haré...

Cuentos Infantiles: Un angel en navidad


Habia una vez un angel que vivia en un castillo todo de nubes, en compañia de otros angelitos.

Y mientras Dios no los llamara para ningun mandado, los angeles jugaban a la escondida por el cielo o remendaban nubes rotas.

Una tardecita de verano el angel estaba pintando una nube con acuarela, cuando de pronto oyo la gran voz de Dios:

-Angel. . .hijito mio. . .¿me oyes?.

EI corazon del angel se alboroto de alegria. No era para menos.

-¡Dios! grito el angel... ¡Dios me llama!

Y dicho esto se largo por un tobogan celeste hasta llegar a su castillo.

Entonces se estiro la ropa, peino sus alas y se lavo la cara. Despues volo feliz hasta la gran Casa del Padre.

Dios miro al angel con mucho cariño, y el angelito se lleno de luz.

-Ven para aca, te estoy necesitando para un mandado

-¡Siempre listo, mi Señor. . .! dijo el angel

Dios señalo a la Tierra...

-¿Ves aquella ciudad?

Cuando Dios señalo el lugar, las nubes se corrieron obedientes. Entonces pudieron ver claramente aquella ciudad. Era bastante gris. Estaba llena de casas, una encima de la otra. La gente andaba apurada, y mientras miraban el reloj pulsera de reojo, entraban y salian de un lugar a otro. Las calles estaban llenas de autos
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